El sol llegó para saludarnos y el Gashuku entonces tuvo lo mejor para ser trabajado: ni tan frío, ni tan caliente.
Y, como no debería dejar de ser, el Kenjutsu combate fue ampliamente trabajado.
Con la participación de todos los extremos del continente como los argentinos, gauchos, paraenses y cearenses creo que todos los detalles que permean el Kenjutsu Combate fueron alcanzados.
La importancia de hacer un Kamae (posición o postura de combate) correcto, impecable y sin errores es la vía para la invencibilidad y corregir es el papel del maestro. En este caso aquí, son más de varias decenas de Kamae, lo que demanda un conocimiento adquirido por décadas.
Los detalles que fueron pasados en este día reverberarán en aquellos que estuvieron, recordando que el Kenjutsu combate tiene en todo su entrenamiento la búsqueda por una reverencia impecable, un Sonkyo (presentación de las armas) complejo y la presentación del Kamae que exige del practicante mucha meticulosidad.
Michelangelo entiende lo que quiero decir:
"Ver a Sensei corrigiendo los kamaes (posturas) de cada uno de los alumnos, de grados diferentes y en fila, fue un momento muy especial.
Al analizar y corregir los pies, las manos, cabeza, tronco y la empuñadura de los shinais, Sensei iba amoldando, o casi modelando una fila de samuráis ¡listos para la guerra!
Sensei hizo esto más de una vez, con cuarenta, tal vez cincuenta alumnos, y de uno en uno era como si Sensei fuera un general, que esculpía con maestría su grupo de soldados.
Como replicadores de las enseñanzas de Sensei y del método KIR, presenciar tanto celo y experiencia, como en este caso, es inspirador.
Quién sabe si con los años de entrenamiento y muchos gashukus, podremos también esculpir rápidamente los kamaes más precisos y eficientes ¡que tanto buscamos desentrañar!" - Ivan (Unidad Juiz de Fora)