El taxi llega rápidamente al hotel y seguimos. Lo impresionante fue que el taxista, un joven señor de la propia región, simplemente no conocía al local, ¡ni siquiera había oído hablar del Hagakure! Fue Sensei quien más ayudó el taxista a encontrar el camino. (¡Cómo no!, ¡Sensei ayuda hasta taxista japonés en el camino! ¡Y en Japón!). Llegamos a una carretera estrecha, casi no había espacio para que el coche pasara. Llovía poco, fue difícil encontrar el lugar, ¡pero llegamos! El taxista se quedó esperando en el coche para que no perdiéramos tiempo llamando otro cuándo volviésemos.
“Hoy testimonié un facto más que caracteriza la pérdida progresiva del código samurái en Japón.
Al llegar a la ciudad de Saga almorzamos rápidamente. Sensei pidió un taxi para que fuéramos al local dónde Tsunetomo Yamamoto y Tashiro Tsuramoto, autor del Hagakure, se encontraron durante años para que el primero contara al segundo las historias que hablaban de los katas del bushido durante una parte del periodo feudal de Japón.
Se trata de un bosque de vegetación muy verde, por lo menos en esta época del año, composta de árboles, arbustos y abundante en musgos por el llano, principalmente sobre las piedras, inclusive en los escalones de la trilla escarpada que nos llevó al monumento de homenaje al Hagakure. El aroma de vegetación verde y húmeda era muy presente. Aquél local me transmitió mucho bienestar y tranquilidad. Me gusta creer que las conversaciones entre Yamamoto y Tsuramoto fluyeron ayudadas por el ambiente favorable del lugar…
Sensei, ágil como de costumbre, ya me indicó el local para la foto, me posicionó un poco más adelante del monumento y aguardaba que yo concluyera el posicionamiento de la cámara sobre una de las piedras y bajo uno de nuestros paraguas (pista de viaje con Sensei: ¡Tratad siempre con mucho celo el equipamiento que él te confiar!). Circulamos por el local mientras Sensei me contaba que los manuscritos del exsamurái (a propósito, tanto Yamamoto como Tsuramoto fueron samuráis que se volvieron monjes). ¡Fueron encontrados solamente después de su muerte y felizmente hoy están disponibles a nosotros!
¡El acceso que tenemos aquí en Niten al aprendizaje de los katas de bushido es raro! Me parece razonable concluir que, si ni siquiera el taxista local conocía la existencia del Hagakure, probablemente, ¡pocos en el mundo de hoy están rescatando este código de conducta tan importante! ¡Domo Arigato Gozaimashita Sensei por esa contribución más para nuestros caminos!”