“Me gustaría decir a Sensei que después de ese Gashuko el mayor de los sentimientos que tengo es de una profunda admiración por Sensei
Los alumnos más antiguos ya me deben haber oído en algún birudo (cerveza) después de un entrenamiento que yo no me tomo por alguien que ya haya llegado a la plenitud técnica y tampoco sabiduría de vida, pues todavía me veo como un chico. Me gusta correr por la planicie.
A pesar de estar allá hace más de 4 décadas con la espada en la mano, las descubiertas no cesan, o hasta mejor, tal vez, por haber seguido por tiempo razonable en este camino, puedo ver mucho más las descubiertas y secretos que aparecen a cada día de mi entrenamiento. Quiero decir que, gracias a los cielos y a los budas, tengo la sensación de descubrir a cada entrenamiento conocimientos importantes. Los ojos y el olfato son más aguzados cuánto más viejo es el depredador…
Y los alumnos ya oyeron, también de mí (y tú tienes que estar de acuerdo) que no es nada fácil ser un 10 en 1. Es necesario mucho entrenamiento, dedicación, abnegación y el ingrediente más raro: ¡locura!
Sólo los cielos y los budas saben lo cuánto tengo de este ingrediente.