"Es difícil hablar del Gashuku antes de comentar sobre la primera vez que yo vi al Sensei, exactamente en el Gashuku anterior aquí en Brasília a fines del año pasado. En aquel momento, yo estaba en el Niten desde hacía una semana, había entrenado dos veces. Cuando el Sensei entró a la cancha, me vino a la cabeza una frase que había leído recién: "Finalmente nos encontramos, después de varias encarnaciones." El cambio de energía en la cancha se alteró. La fuerza del Sensei se percibe fácilmente sólo de observarlo caminar. Aquel día sólo me miró, pero aquella mirada me dijo más que mil palabras. En este Gashuku fue diferente, una vez más llegó y la energía cambió, trajo levedad y felicidad al corazón, una atención especial para reflexionar sobre las enseñanzas que vendrían. Enseguida estábamos dentro del Bogu y, para mi sorpresa, el Sensei estaba listo para luchar. Yo pensaba que el Sensei iba a orientar y enseñar sin luchar. Lo más increíble fue que yo sería el tercero en luchar con él. "Finalmente nos encontramos después de varias encarnaciones." -es lo que pienso cuando encuentro a mis alumnos, principalmente de Unidades fuera de São Paulo y me viene a la mente, un sentimiento de conmemoración sumado a expectativas. Este alumno será promisor? Con cualidades? Virtudes?
ra sumergido, mis movientos lentos y descontrolados enseguida le dieron al Sensei la oportunidad de darme la primera lección. Después de una secuencia de cortes en el Kote, lo que me impresionaba no eran, de hecho, que mi Kamae y mi defensa fallaran sino la sensación de cada golpe. Éstos no tenían ninguna fuerza pero cortaban allá, en el fondo del alma del aprendiz que, de repente, se vio frente al espejo, y que a cada corte veía un error a ser corregido y alguna actitud a cambiar en lo cotidiano. Mucho más que una enseñanza para la espada, la primera lección del Sensei fue para mi vida y, al concluirla, continué exhausto las otras luchas.
Jackson- Unidad Brasília.
"Finalmente nos reencontramos"
"Una oportunidad contra la kodachi?"