Estaba dentro del ómnibus en la mañana y, mientras apreciaba el paisaje de afuera, me toqué que mientras acá en Japón las personas ya están a mil, al otro lado del mundo todavía están preparándose para dormir.
Una diferencia de 12 horas.
Es un atraso brutal e inevitable.
¡Estaremos siempre en la posición de atrasados!
Creo que debo estar volviéndome loco…