Merece hoy un paréntesis en el trecho escrito en “Desperté” (03jul – “Desperté”): “Especialmente, le dejo mi cariño a Sensei, que abrió sus puertas y demostró que nunca estuvo aislado en el alto de una montaña,…” “Alto de una montaña”… Los que ya me conocen saben que en guerra o en meditación, suelo ir al alto de la montaña. Así como el general mira le movimiento de su ejército como un todo, o un sabio que se retira para meditar. Los que no me conocen creen que soy “cerrado”. Los que me conocen pco, piensan que tengo dos caras. Lesera. Todo tiene su tiempo. Hora de luchar, luchar. Hora de jugar, jugar. Ahora, quedarme aislado en el alto de la montaña no me quedo. ¿Sabes por qué? Primero, me gusta el calor humano. Segundo ¡no me gusta el frío!