Estar en contacto con los animales es observar, entre tantos otros hábitos, fallos existentes entre humanos. Cuando estamos con un poquito de granos de choclo en la mano y una centena de gallinas, patos y gansos alrededor, al tirarlo lejos, todos van en una sola disparada, uno hacia los otros. Gritando, maldiciendo, pegando, pisando. En fin, una ordinariez. Me hace acordarme un Café que escribí hace algún tiempo atrás: 31-oct-2008 Demasiada Obstinación Sin lástima. Sin piedad. Sin escrúpulos. Es el mundo animal.