Fue ayer en la noche.
Una señora de media edad con un acento libanés en la farmacia.
Estaba con un rayo X del pulmón y comentándole a la dependienta de turno que el médico le dijo eso y aquello etc. Lo más interesante es que estaba ella a procura de una segunda opinión. Y le muestra el rayo X de acá y de allá. Comenta, discute y visiblemente se percibe que no estaba satisfecha con el médico que la atendió.
La escena estaba demasiado absurda: las dos mirando con seriedad y compenetración el rayo X. ¡Al contrario!
Entiendo que en las horas de desespero se recorre a todo, hasta a brujería. Pero, antes de llegar a ese punto, dónde hasta una dependienta de farmacia va a ser tu “segunda opinión”, sugiero que leas la página 54 del Shin Hagakure, que entre otras palabras dice lo siguiente: