El Niten Rio, con la coordinación de Wenzel crecía, cada vez más y en ritmo acelerado.
Ya era imposible practicar en una casa (18set - Ken Zen Iti Nyo) con más de una docena de alumnos.
Uno de los finales de semana que fui a Rio, oré.
Fui atendido. La energía del budo* se emanó y me llevó, al acaso, al gimnasio shotokan de karate, también en Ipanema.
Era un lunes por la mañana y allá estaba el profesor, un japonés. Recién había dado clase.
Me presenté y, mientras conversábamos, supimos que teníamos algo en común, además de lo que es inherente a los maestros en artes marciales.
- ¡Kishikawa!, se sorprendió.
-¡Inoki!, atiné.
Su querido sobrino había sido mi alumno hace 20 años.
No me dijo nada más y me dio la llave.
Entre maestros, palabras son inútiles.
*Budo= artes marciales
en el gimnasio Shotokan de karate