Seúl 1988. Yo, campeón del equipo brasileño.
En aquella ocasión Brasil se clasificó en tercer lugar, y Corea empezaba a despuntar como una de las (sino la mejor) mayores potencias en el kendo.
Varias luchas polémicas ocurrieron en el campeonato, a punto de dejar la hinchada coreana airada.
Fue el día en que todo paró.
Conversaciones a parte, tuvimos dos medallas más, además del 3er lugar:
Una medalla Honor al Merito para mí y, otra para mi hermano Roberto.
Es...Seúl.
No se puede olvidar.